domingo, 4 de noviembre de 2007

cuando (II)

cuando los cuerpos se separan
ya no hay sorpresas
no hay miradas no hay pensamientos
el aire turbio se inmola en los pulmones
el ruido de los autos anuda el ánimo que
cansado se deja llevar junto a las nubes de acero
y baja estrepitosamente hacia los lugares amados

la ciudad camina sobre sus nervios
ella silenciosa se revuelca se acurruca
gira otra vez
acaricia sus mascotas
en aquella cama que fue su reino
ahora sola
con la última sonrisa

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando los cuerpos se separan, queda sobre la piel algo así como un perfume que es a la vez propio y ajeno, dulce y algo ácido, calmo y a la vez irritante. Y en la mente, resonancias como notas de contrabajos acunando la nostalgia.
Me encanta leerte. Siempre eficaz y tan entrañable en lo que transmitís.
Como siempre, excelente!.

Te quiero. Willy