sábado, 1 de septiembre de 2007

te seguí

prisionera enjaulada
mareada sedienta
absuelta de pecado ya
esas manos tuyas errantes
y tu boca
sabedoras de completudes
me animaron a abrir la puerta del sueño simple
capaz era el momento de soñar, no sé
te seguí al río comimos pescamos amamos
miramos a los ojos
salimos a dar un paseo
sin pensar