sábado, 16 de junio de 2007

aquella casa

si pudiera tomarla
sorprenderla en un momento de distracción
arrebatarla del día
o de la noche
guardarla en un espejo
en un rincón
esconderla
que nadie me vea que
quede allí para siempre
intocable impoluta
quiero que el sol la siga despertando
el ruido del toldo cuando llueve
el calor de la estufa
la comida de cada día
hoy todavía llena de vida
la casa de mi madre

2 comentarios:

Guillermo Roffe dijo...

Andrea,me encantó;esa nostalgia que desborda de ternura por una época donde la felicidad era condición de vida, me pareció muy lograda. Tu lenguaje es cada día más expresivo y el clima que lográs en este poema me da como un cacho de envidia. Sos muy buena!
Te quiero como siempre.
Willy

Anónimo dijo...

Es hermosa,me encanto. Gracias Andre.